¿QUÉ HACÉIS DE EXTRAORDINARIO? SERMÓN DEL MONTE III

Mi lectura de hoy me ha llevado a finalizar el capítulo 5 del evangelio de Mateo. El mayor impacto lo he recibido de los versículos 43 al 48 y especialmente de afirmación de Jesús, amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. El amor que Jesús me pide no son los cálidos sentimientos con que, a menudo, se identificar amar. Aquí el Maestro me habla de algo costoso, unilateral, sacrificial, incondicional y duro. La ética del seguidor de Jesús no es fácil ni cómoda. Me lo pide por dos razones. La primera, porque de no hacerlo, ¿qué tiene de extraordinaria mi conducta? De bien nacidos es ser agradecidos, dice el refrán castellano. Lo normal es que paguemos bien a quien bien nos hace. Lo extraordinario es que busquemos el bien del enemigo, del que nos ofende, nos perjudica, nos hace daño. La segunda, es porque así lo hace mi Padre. Él hace salir el sol y da la lluvía sobre buenos y malos y yo estoy llamado a ser un imitador del Padre y de su carácter. UN PRINCIPIO Señor, ayúdame...