¿LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE?
Estos son los que han pasado por la gran persecución, los que han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, rindiéndole culto día y noche en su Templo; y el que está sentado en el trono los protege. Ya no volverán a sentir hambre ni sed ni el ardor agobiante del sol. El Cordero que está en medio del trono será su pastor, los conducirá a manantiales de aguas vivas, y Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos. (Apocalipsis 7: 14-17) En breve, en Madrid, se celebrará el sorteo de Navidad, algo esperado por millones de personas que tienen la esperanza de poderse ver agraciados con un premio de dinero. Su esperanza consiste en un ojalá, un deseo, una aspiración, una probabilidad estadística, bien remota por otra parte. La posibilidad de que alguien pueda obtener el primer y gran premio es de 0,00001%; sin embargo millones de españoles tienen esperanza en esa posibilidad y se gastan anualmente casi tres mil millones