HUNDIDOS EN EL PECADO
Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe carece de valor y aún seguís hundidos en el pecado. (1 Corintios 15:17) Los credos más antiguos de la fe cristiana -el de Nicea y el de los apóstoles- proclaman sin ambages que Jesús murió por nuestros pecados, pagó la deuda que nosotros teníamos pendientes con el Señor. Él, afirma el apóstol Juan, es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Siguiendo con la enseñanza de la Escritura la resurrección es la prueba que ese pago fue aceptado y que el pecado ha sido perdonado. Por eso, tiene todo el sentido del mundo la afirmación de Pablo, si Jesús no resucito en el tiempo y en el espacio, es decir, en la historia, entonces el pecado del mundo, mi pecado, tu pecado, no ha sido perdonado y, consecuentemente, continuamos en deuda con ese pecado. Además, afirma el apóstol, nuestra fe carece de valor. Vale la pena explicar este punto. Lo importante de la fe -confianza- es en qué o en quién la deposito, cuán fiable es el depositario de mi con