DIOS SABE BIEN CÓMO ERES (SALMO 103)
Pues Él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo. (Salmo 103:14) Muchos de nosotros tal vez hemos crecido sometidos a un amor condicional. Un amor que estaba vinculado a nuestro desempeño, comportamiento o cubrir las expectativas de nuestros progenitores. El amor era utilizado como una herramienta de presión o manipulación que se nos otorgaba o retiraba a conveniencia para regular nuestro comportamiento. Un chantaje sutil pero chantaje al fin y al cabo. Otros tal vez hemos crecido carentes de amor, y esta carencia ha generado en nosotros inseguridad, incluso el pensamiento de que algo malo debe haber en nosotros y que, por eso, no merecíamos el ser amados. En ambos casos hemos crecido inseguros en cuanto al amor, ansiosos por cumplir las expectativas del exterior para que nos otorguen ese amor condicional. Puede ser una tendencia natural proyectar hacia Dios nuestra historia de vida. A menudo, de una manera total y absolutamente inconsciente, pero no por eso menos real