EL SERMÓN DEL MONTE 48/ DISCERNIR/ MATEO 7

No entreguéis las cosas sagradas a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, pues las pisotearán y, revolviéndose, os harán pedazos. (Mateo 7:6) En los versículos anteriores Jesús nos ha estado hablando acerca de no juzgar a otros; en este nos llama la atención sobre el peligro de no discernir con quién compartimos las verdades espirituales. Cuando el Maestro habla de perros y cerdos no debemos pensar en los animales domésticos con los que estamos familiarizados; más bien en su mente es probable que estén las manadas de perros salvajes que poblaban Palestina en su época y lo siguen haciendo todavía en muchos lugares de nuestro mundo y, por otra parte, los cerdos salvajes o jabalíes, pues el judío no criaba cerdos domésticos. Estos animales se acercaban a zonas habitadas en busca de comida cuando el hambre les apremiaba. Aquí entra en juego la figura de lenguaje que Jesús utiliza; imaginemos una de esas manadas hambrienta y una persona les lanza un puña...