LO QUE DIOS MIRA
Pero el Señor le dijo: No valore sólo su aspecto y su buena planta, porque yo lo he descartado. Aquí no valen miras humanas. Pues vosotros os fijáis en las apariencias, pero yo miro el corazón. (1 Samuel 16:7) El corazón en las Escrituras es nuestra identidad real, donde residen nuestros valores, prioridades y paradigmas; donde se toman las decisiones y desde donde se construye nuestro proyecto personal de vida. Nuevamente vemos que frente a las manifestaciones externas de religiosidad el Señor está preocupado por nuestro interior. Porque se puede ser religioso en lo externo y pagano e idólatra en lo interno. Sin embargo, un corazón alineado con Dios siempre producirá las conductas, las motivaciones, los valores, etc. que a Él le honran. Por eso, y empalmando este comentario con el del día de ayer, pensemos que a Dios no le impresionan nuestros cultos, rituales, liturgias y ceremonias; Él no las necesita para nada. Él lo que busca es cómo está nuestro corazón y cómo eso se expres...