¿HAY QUE DEFENDER A DIOS?
¿Falseáis la realidad por defender a Dios y sois capaces de mentir por Él? ¿Tratáis por ventura de excusarlo y disputáis acaso a su favor? (Job 13:7 y 8) En el libro de Job nosotros somos observadores. Tenemos una perspectiva que ni el patriarca ni sus amigos tenían. Nosotros sabemos, como él, que su dolor es injusto. Lo proclama y se reivindica ante Dios. Sus compañeros como buenos religioso y conocedores de la verdad lo acusan de ser un pecador y sufrir justamente por sus faltas, delitos y pecados. En sus mentes no pueden concebir que Dios permita que un inocente sufra. Es de todos sabido que la desgracia es consecuencia del pecado. Por tanto, hay que defender al Señor puesto que si Él no falla, la deducción es sencilla, quien falla es Job. Ante lo incomprensible, lo injusto, lo que carece de sentido, lo inexplicable, he visto a muchos creyentes bienintencionados defender al Señor y con ello no han hecho -como los amigos de Job- añadir más sufrimiento al que ya lo está pasando ...