PARABOLA DEL CAPITAL Y LOS INTERESES II

Dios tiene expectativas de cada uno de nosotros. Las mismas tienen relación con los dones encomendados y éstos con nuestra capacidad. Dios espera diferentes cosas de cada uno de nosotros y los demás nunca deben ser un referente de comparación, ni para justificar lo mucho ni lo poco que eventualmente hagamos o dejemos de hacer. Dios, como indicaba en la anterior reflexión, espera de cada uno de nosotros que los talentos y dones otorgados los usemos para la construcción de su Reino y beneficio de la humanidad. Eso me hace pensar en lo importante que es tener un buen conocimiento de uno mismo, saber cómo somos y qué contribución podemos hacer. Identificar nuestros talentos naturales y dones espirituales y esforzarnos por entender de qué modo pueden contribuir a esos dos grandes propósitos antes mencionados. El pasaje tiene un tono de clara advertencia. Nos anima a ser diligentes y no olvidar que llegará un momento en que tendremos que explicar en qué medida...