EN EL DIA DEL SEÑOR
Sigo con la lectura del profeta Miqueas. Los profetas acostumbran a hablar en dos dimensiones, la presente y la escatológica. Denuncian la idolatría del pueblo, su alejamiento del Señor y las consecuencias que esto traerá. Al mismo tiempo proclaman una restauración futura y, con frecuencia está tiene una dimensión escatológica, es decir, se cumplirá al final de los tiempos. Es evidente que este universo no es el que Dios planeó sino el que el pecado, la maldad humana, ha conseguido. Ayer el profeta me animaba a ser consciente de que no es el tiempo de descansar porque todavía hay mucho dolor, injusticia, fracturas, opresiones, enfermedades, marginación, etc., en las que Cristo está trabajando y me invita a unirme a Él. Hoy el profeta me da una perspectiva de futuro. Me recuerda que, a pesar de que el mal parece triunfar por doquier, en el día del Señor, que ciertamente vendrá, las cosas volverán a ser cómo Dios pensó y el pecado impidió. El profeta nos lo recuerda para que nuestro ánim