HIJOS DE DIOS

¡Mirad que amor tan inmenso el del Padre, que nos proclama y hace ser hijos suyos! Si el mundo nos ignora es porque no conoce a Dios. (1 Juan 3:1) Dios es mi Padre y yo soy su hijo. Esta relación paterno-filial se establece por medio de la adopción y es una iniciativa de Dios, quien lo hace no en base a nuestros méritos, sino a pesar de la total y absoluta falta de ellos. La base para la adopción es la gracia; no me merezco esa elevación al nivel de hijo y, por lo tanto, no tengo ningún motivo para sentirme orgulloso ni para despreciar a otros considerándome mejor que ellos. La adopción en la época greco-romana era muy diferente a la de nuestros días. En la actualidad trabajas con una institución que te asigna una criatura para que la adoptes. En los tiempo del Imperio Romano la adopción se llevaba a cabo, mayoritariamente, entre adultos y el adoptante escogía a aquel a quien quería adoptar; habitualmente por rasgos de carácter que lo hacían digno de pas...