SALMO 34. RECORDAR Y ANIMAR

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca. Yo me siento orgulloso del Señor: que lo escuchen los humildes y se alegren. Glorificad al Señor conmigo, todos juntos alabemos su nombre. Consulté al Señor y me respondió librándome de todos mis temores. Miradlo y quedaréis radiantes, vuestros rostros no se sonrojarán. Este pobre clamó y el Señor lo escuchó, liberándolo de todas sus angustias. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. El salmista hace memoria de la intervención de Dios en su vida y, de forma natural, prorrumpe en un canto de gratitud y alabanza al Señor por su cuidado, protección y trabajo en su experiencia vital, en su proyecto personal. A la vez, el recordartorio de cómo él fue ayudado, le sirve para animar a otros a descansar y confiar en que Dios está al tanto, entiende su situación y, a su tiempo, intervendrá y no los dejará desamparados. Este salmo me motiva a hacer lo mismo. En primer lugar a recordar tantas y tantas v...