El Señor hizo que el faraón se mantuviera intransigente y que no los dejara salir. (Éxodo 10:27)
Los capítulos siete al once son la sucesión de las plagas que Egipto tuvo que sufrir. En todos estos episodios hay un factor común que se repite una y otra vez, la intransigencia o dureza del corazón del faraón. La lectura de estos hechos le generan a uno cuestiones teológicas muy profundas. Repetidamente se indica que fue el Señor quien hizo que el corazón del rey fuera duro e impidiera la salida de su pueblo. A mí, personalmente, me plantea el difícil y nunca resuelto problema de la soberanía de Dios y la libertad del ser humano. Para aquellos que acostumbran a ver el universo en blanco y negro, sin matices de color, todo está claro. Yo nuevamente me encuentro con el misterio; aquello que mi mente infinita no puede ni procesar ni comprender. Siempre he sospechado que nosotros, por nuestra educación tan influenciada por el pensamiento griego, tenemos la tendencia a pensar de forma excluyen…
Los capítulos siete al once son la sucesión de las plagas que Egipto tuvo que sufrir. En todos estos episodios hay un factor común que se repite una y otra vez, la intransigencia o dureza del corazón del faraón. La lectura de estos hechos le generan a uno cuestiones teológicas muy profundas. Repetidamente se indica que fue el Señor quien hizo que el corazón del rey fuera duro e impidiera la salida de su pueblo. A mí, personalmente, me plantea el difícil y nunca resuelto problema de la soberanía de Dios y la libertad del ser humano. Para aquellos que acostumbran a ver el universo en blanco y negro, sin matices de color, todo está claro. Yo nuevamente me encuentro con el misterio; aquello que mi mente infinita no puede ni procesar ni comprender. Siempre he sospechado que nosotros, por nuestra educación tan influenciada por el pensamiento griego, tenemos la tendencia a pensar de forma excluyen…