NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA
Por eso les dijo: — Sólo en su propia tierra, en su propia casa y entre sus familiares menosprecian a un profeta. (Marcos 6;4) El profeta era alguien enviado por Dios al pueblo para recordarles que se habían desviado de la esencia del mensaje del Señor. El anuncio de las cosas futuras, que no está presente en todos los profetas, constituía tan sólo un parte mínima de su ministerio y, para nada, el centro del mismo. Su tarea principal era llamarle la atención al pueblo sobre la necesidad de volver a los básicos, de ser fieles al llamado y a la misión de Dios. Su labor era de denuncia y confrontación; no es de extrañar pues su escasa popularidad entre los suyos. Cuando no puedes descalificar el mensaje es más fácil descalificar al mensajero. Si a éste lo desproveemos de legitimidad, todo lo que diga la perderá también. Si el profeta es malo ¿Qué podemos esperar de su profecía? Y ¿Quién está en mejores condiciones para descalificar al profeta? aquellos que mejor lo conocen,