MINISTERIO CON PERSONAS: DIOS ES QUIEN HACER CRECER
Así que ni el que planta ni el que riega cuentan para nada; Dios, que hacer crecer, es el que cuenta. (1 Corintios 3:7)
A mí, personalmente, esta afirmación del apóstol me produce mucha paz y me libera de carga, ansiedad y presión. Me pone en mi lugar en el sentido positivo y, digamos también, en el negativo.
En el positivo porque no he de preocuparme si la gente cambia, crece o madura porque esa no es mi responsabilidad; la enseñanza de Pablo es clara, tan solo el Señor puede generar cambios genuinos y sostenibles en el tiempo en la vida de las personas. Él y sólo Él. Por tanto, únicamente me he de unir a Dios y su trabajo, estar disponible para ser usando por Él, alinearme con lo que desea hacer en la vida de las personas en general y de las específicas en particular.
En el negativo porque es ridículo pensar que los frutos y el resultado del ministerio es obra nuestra, nos podemos atribuir el mérito, nos podemos sentir orgullosos de ello, podemos llegar a creernos que en vez de ser colaboradores del Señor, Él debería estar contento de tenernos a nosotros por colaboradores suyos. Perdemos la perspectiva totalmente de cuál es nuestro papel en ese misterioso trabajo del crecimiento de la gente.
¿Te identifica el aspecto positivo o el negativo?
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