VIVIR
Cristo, en efecto, murió por todos, para que quienes vivan, ya no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. (2 Corintios 5:15)
¿Qué significa pues vivir para Dios? Desde luego no significa vivir para las actividades de la iglesia local que, en ocasiones, llenan nuestras agendas y apelan a nuestra culpabilidad si no nos involucramos en ellas. Porque la vida se desarrolla en la cotidianeidad, en el hogar, en el trabajo, en los estudios, en el vecindario, en el gimnasio y, natural pero no principalmente en los que llamamos la iglesia.
La Escritura siempre se explica a ella misma. Juan, escribiendo en su primera epístola, en el capítulo tres y versículos del uno al tres, indica que si alguien afirma conocer a Jesús debería vivir como Él vivió. Es una buena pista para interpretar a Pablo. Lucas, el autor del libro de los Hechos nos dice que Jesús vivió haciendo el bien y era evidente que Dios estaba con Él. Otra buena pista.
Vivir para Cristo, en mi humilde opinión, significa que cada día me parezco más a Él, que cada día de forma intencional, en los ámbitos donde me mueve trato de vivir como Él lo hizo, es decir, haciendo el bien a todos, especial, pero no exclusivamente, a los de la familia de la fe.
¿Cuán real es en tu vida el vivir para Dios?
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