MÁS EN COMPARAR
Si alguno se figura ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo. (Gálatas 6:3)
La verdad os hará libres, afirmó Jesús. Pero, dejémonos de historias, la verdad puede ser dolorosa, abrumadora, excesiva para ser aceptada. No es fácil aceptar que uno es un miserable, que tiene motivaciones inconfesables, que es un adicto, que necesita el control, el poder o la obsesiva aceptación por parte de los demás. Es más llevadera la ilusión que la verdad; más fácil de lidiar con ella. No es, pues, de extrañar que prefiramos montarnos una realidad virtual para no tener que afrontar la realidad, llamémosla, auténtica.
En esto, como comentaba ayer, juega un papel importantísimo el compararnos con otros, con aquellos que son "peores" que nosotros. Eso nos hace sentir mejores y mejor con esa verdad que no queremos, no podemos, no sabemos o una mezcla de las tres, afrontar. La verdad realmente nos hace libres porque solo cuando la reconocemos estamos en condiciones de poder hacer algo respecto a la misma. Solo entonces podemos gestionarla con el Señor.
¿Cómo llevas tu verdad?
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