CUARESMA, DÍA 39

 



Pero nosotros no somos de los cobardes que se vuelven atrás y se pierden, sino de los que se salvan por su fe.  —Hebreos 10 :39  

Deseo terminar estos últimos días de Cuaresma, tal y como indicaba ayer, enfocándonos hacia adelante, hacia el seguimiento de Jesús y permitir que Él complete en nosotros el trabajo que comenzó cuando decidimos aceptarlo como Señor y Salvador.

Hay una posibilidad, y así lo advierte el escritor de Hebreos, de volverse atrás, de no tener el suficiente valor para llevar el seguimiento del Maestro hasta sus últimas conse- cuencias, de quedarnos por el camino, bien de una manera radical, o bien simplemente permitiendo que la mediocridad, la desgana, la apatía y el egocentrismo siempre al ace- cho se apoderen de nosotros.

Al pensar en tantas reflexiones acumuladas durante estos días de cuaresma he tomado una clara resolución, yo no quiero ser de los cobardes que vuelven atrás, tampoco de los mediocres que se estancan en «el sí pero no», quiero ser de aquellos que persisten y se salvan por su fe, de los que intencionalmente se esfuerzan en el seguimiento e imitación del Maestro día tras día.


Y tú ¿De cuáles eres? ¿De cuáles quieres ser?


Que el Dios de paz
traiga paz a esta casa
Que el Hijo de paz
traiga paz a esta casa
Que el Espíritu de paz
traiga paz a esta casa,
esta noche y todas las noches. (Oración celta)


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