BUCLES DE RELACIÓN (SALMO 101)

 

No quiero nada con los desobedientes. ¡Odio todo lo que hacen! Me alejaré de los malos pensamientos y no participaré en nada malo. Destruiré por completo al que hable mal de su amigo; no soportaré a mi lado al que se crea más importante y más inteligente que los demás. Pero si me juntaré con la gente obediente de este país; solo estará a mi servicio quien lleve una vida correcta. ¡Ningún mentiroso podrá vivir bajo mi techo! ¡Ningún hipócrita podrá estar en mi presencia! (Salmo 101:5-8)

Es David quien proclama estas palabras. El rey salmista nos enseña un principio de vida muy importante, con quién nos relacionamos y qué influencia esas personas tiene sobre nosotros. Por extensión también podríamos afirmar qué influencia ejercemos nosotros sobre aquellos que están en nuestro círculo relacional. Es importante pararnos y pensar al respecto. Es posible que estemos rodeados de personas cuya influencia sobre nosotros sea negativa, perjudícial, incluso tóxica. Personas que, tal y como dice el salmista, es mejor cortar con ellas porque no son de bendición, no nos ayudan a desarrollar el carácter de Jesús en nuestras vidas, en ocasiones, hasta sacan lo peor de nosotros mismos y nos hacen entrar en un bucle de relación negativa.

Pero también este pasaje, al menos a mí, me invita plantearme dos cosas. La primera, cerciorarme de que no soy ese tipo de persona descrita en la parte superior. Qué no soy el tipo de ser humano que añade negatividad y saca lo peor de aquellos que están a mi alrededor. Antes al contrario, que me caracterice por bendecir con mi vida y con mis palabras a todos aquellos con quien interactúo. La segunda, es buscar la compañía de aquella gente que me aporta, que bendice mi vida, que me genera valor, que me ayuda a formar la imagen de Jesús.

¿Quién eres, qué influencia tienes, con quién te relacional?