EL ESTILO DE VIDA DEL SEGUIDOR DE JESÚS V
No hagáis de vuestro amor una comedia. Aborreced el mal y abrazos al bien. (Romanos 12:9)
Amor, en este contexto, no significa emoción; se trata de un acto consciente e intencional de la voluntad que tiene como propósito el bien del otro. Pablo nos está diciendo que no hagamos teatro, que el auténtico y genuino amor siempre, siempre se manifiesta en acciones. Tal y como dice el viejo refrán castellano: "Obras son amores y no buenas razones". El amor de comedia sería aquel que dice pero hace; afirma pero no confirma con hechos.
Es difícil concentrar tanta potencia en tan poco espacio, sin embargo, el apóstol lo consigue. Su segunda exhortación es a que aborrezcamos el mal y seamos fervientes defensores del bien. En mi modesto entender eso significa que allá donde allá cualquier tipo de manifestación del mal nosotros, los seguidores de Jesús, nos debemos oponer a ella y contrarrestarla con la práctica del bien. No podemos ser selectivos en las cosas a las que nos oponemos. Hay mucho grito contra la homosexualidad, el aborto y poco contra la pobreza, la corrupción política, el maltrato de niños y mujeres, la economía injusta, la mala distribución de la riqueza y una lista que podría ser interminable. Personalmente, cuando tengo dudas para identificar aquellas cosas contra las que debería posicionarme, siempre pienso si el hecho, la situación o la circunstancia en cuestión sería permisible en el Reino de los cielos. Si allá no lo es aquí tampoco debería serlo y, consecuentemente, debo aborrecerlo y confrontarlo.
¿Es tu amor una comedia? ¿Aborreces el mal sea cuál sea su manifestación? ¿Qué evidencias ves en tu vida?
Intento que no sea una comedia. El amor entendido como un acto de la voluntad es una practica en mi vida. Claro que no siempre mi voluntad es amar a ciertas personas, por lo menos no hago méritos para decir que las amo. Cuando alguien no es afín uno mismo, no nos une nada, tratamos de no coincidir en los caminos de la vida cotidiana. Ns alejamos de los que nos parecen tóxicos, inaguantables o simplemente no tenemos nada que compartir. Esto es también una realidad.
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