SÓLO LOS CULPABLES SUFREN


Bildad, el segundo de los amigos de Job entre en escena en el capítulo 8 con el ya consabido argumento de que sólo los malvados sufren y, consecuentemente, Job debería de replantearse su estilo de vida y pedir perdón a Dios.

Los capítulos 9 y 10 reflejan la perplejidad de Job atrapado por ese mismo paradigma de que los malvados son los únicos que sufren. Por tanto, si sufre, debe de ser porque ha pecado, sin embargo, no puede encontrar pecado en su vida y está convencido de su inocencia, consecuentemente, comienza a dudar de la justicia y equidad de Dios.

En el capítulo 9 versículo 28 le dice a Dios, tengo miedo de lo que pueda sufrir, pues sé que no me crees inocente. Y si resulta que soy culpable ¿Qué sentido tiene luchar en vano?

Para mí, esta situación de Job es un buen recordatorio de la importancia de tener un paradigma, visión, perspectiva correcta acerca de Dios. De lo contrario, puedo verme encerrado en visiones falsas, que no se corresponden con la verdad de su carácter pero, que para mí, son la realidad que moldea mi vida y experiencia cristiana.

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