NO TE DESENTIENDAS

No te hagas el desentendido. (Deuteronomio 22:3) Es una afirmación que se repite en varias ocasiones en unos pocos versículos. El contexto habla de no desentenderse si ves que el buey o el asno de tu vecino se ha perdido. Ve, toma la iniciativa y devuélvelo. Sin embargo, este simple versículo me ha hecho pensar en las muchas veces que me he desentendido de la situación de mi prójimo o de las necesidades de mi prójimo.

Por muchas y, seguramente buenas, razones, no he tomado la iniciativa, no me he movido para solucionarlas o para ayudar cuando era oportuno y necesario. Quiero imitar a los personajes de la Biblia que no se desentendieron, empezando por Jesús, que consideró las necesidades de los demás como propias. Quiero evitar la imitación de personajes como Caín y Jonás, que se desentendieron y consideraron que las necesidades humanas no eran su problema y no iban con ellos.

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