VANIDAD
Pero el conocimiento envanece; sólo el amor es verdaderamente provechoso. (1 Corintios 8:1)
Aquí el apóstol está hablando del conocimiento en el ámbito espiritual. Como con tantas cosas y en tantas situaciones, no es algo malo per sé, depende de qué gamos con el conocimiento, o más bien, qué hace el conocimiento con nosotros. Hay un conocimiento que no sirve para nada más que para inflar el ego de aquel que lo posee ya que le permite sentirse superior a los demás, a los poco doctos, a los ignorantes, a los que carecen de la comprensión que él tiene. Me hace pensar en la parábola del fariseo y el publicano: Te doy gracias Señor porque no soy como ese publicano. Todos conocemos el resto.
El amor, sin embargo, es provechoso. Pablo nos está hablando del amor ágape, que es un acto de la voluntad que busca el bien de la persona amada, y lo hace, además, de una forma totalmente incondicional. En este sentido el amor siempre bendice a alguien, siempre aprovecha a alguien, siempre suple las necesidades de alguien.
Tal vez no es tan importante cuánto sabes sino cuánto amas.
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