TU DOLOR SU SANACIÓN



Habéis sido, pues, sanados a costa de sus heridas. (1 Pedro 2:24)

Sin el dolor físico, mental, emocional y espiritual de Jesús tú y yo no estaríamos salvados. Sin dolor, ya nos lo enseña la Escritura, no hay redención de pecados. Es iluso que pensemos que podemos unirnos al trabajo restaurador de Jesús sin aceptar, al mismo tiempo, nuestra dosis personal de dicho dolor en cualquiera de las dimensiones antes mencionadas. 

Es más fácil dar de lo que tenemos que dar lo que somos. Dar tiempo es dar vida. Dar vida es ser vulnerable. Ser vulnerable es la posibilidad de sufrir. Sufrir es la posibilidad de sanar a otros.

Y tú ¿Qué piensas al respecto?



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