JESUS/ ODRES NUEVOS Y VIEJOS/ MATEO 9:14-17

Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque los cueros se revientan, y tanto el vino como los cueros se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos, para que así se conserven las dos cosas. (Mateo 9:17)

Este pasaje habla de funcionalidad y no de moralidad. Me trataré de explicar. No se afirma que el vino viejo sea malo, ni tampoco que el vino nuevo sea bueno. Hay un lugar y una necesidad para ambos vinos. Se trata de almacenarlos en el lugar correcto a fin de que no resulten dañados ni el continente ni tampoco el contenido pues este es el riesgo que se puede correr. 

Esto es afirmado por Jesús en el contexto de prácticas religiosas relacionadas con el ayuno. El Maestro no afirma ni que ayunar esté bien ni que no ayudar esté mal. Nos indica que hay un momento y un contexto para cada cosa.

Aplicado a nuestra realidad post-moderna el reto está relacionado con las formas y la funciones  El vino nuevo lo entiendo como nuevas generaciones que tienen la necesidad de acercarse al mensaje de restauración y salvación de Jesús y que, muchas veces, tratamos de vertirlos en un odre viejo. El resultado, que ambos son dañados, la vieja comunidad que no tiene la flexibilidad para recibirlos y la nueva generación que no encaja en una realidad ajena a la suya.

La vieja comunidad, el viejo odre, no es malo, no es una cuestión moral sino puramente funcional. Cumple muy bien su función de contener el vino viejo, sin embargo, no puede contener el nuevo, ni debería pretenderlo, no está preparada ni tiene la flexibilidad necesaria y exigible. 

El vino nuevo, la nueva generación, no es superior a la antigua, es, simplemente, diferente y precisa un odre capaz de contenerlo y permitir que gane cualidad y se vuelva añejo. 

Es para los líderes un reto el entender el valor y la necesidad de ambos odres y crear los espacios donde ambos puedan darse y así cumplir su función.

¿Qué aplicación tiene para tu realidad el mensaje de los odres?