EL CORDERO DE DIOS


Hay muchas personas en este mundo que sufren todo tipo de injusticias, persecuciones, opresiones y humillaciones. Entre ellas, muchos que padecen todo esto a causa de su fe, de su deseo de seguir a Jesús. Nunca en este mundo, ni unas ni otras, encontrarán justicia, paz, revindicación o compensación. La Biblia ya nos enseña que los injustos, los opresores, los malvados se salen con la suya y no hay justicia que los alcance.

La Biblia nos enseña, sin embargo, dos cosas. Una, que Dios es justo y no tendrá por inocente al que es culpable. Creo que para millones de oprimidos y pobres existe al menos la esperanza de que hay un Dios al que ningún opresor, malvado o injusto podrá burlar.

La segunda, que Jesús, el cordero, consolará a los que han sufrido persecución. En este sentido me han animado las palabras de Apocalipsis 7:

Ya no volverán a sentir hambre,
ni sed ni el ardor agobiante del sol

El cordero que está en medio del trono
será su pastor, los conducirá a manantiales de aguas vivas,
y Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos.

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