DECLARADO HIJO PODEROSOS DE DIOS
La buena noticia acerca de su Hijo, descendiente en cuanto hombre, de David y manifestado en virtud de su resurrección de entre los muertos, como Hijo poderoso De Dios por la fuerza del Espíritu Santo. Me refiero a Jesucristo, Señor nuestro. (Romanos 1:3)
En este sencillo pasaje, prólogo de su carta a los seguidores de Jesús en Roma, Pablo nos habla de la doble naturaleza de Jesús. La humana, como hijo de David. Jesús vivió como nosotros, como uno de nosotros, entre nosotros. Nos trajo la buena noticia de que Dios quiere reconciliarse con nosotros y lo hace posible a través de su muerte. Pero también la divina. Jesús siempre afirmó ser Dios y no podemos arrinconarlo afirmando que es un ejemplo de humanidad, un referente digno de seguir, un gran maestro religioso u otras afirmaciones que le restan valor a su incómoda afirmación de ser Dios mismo en forma humana.
Según Pablo, lo cual equivale a decir, según las Sagradas Escrituras, es precisamente la resurrección histórica -en el tiempo y el espacio- lo que confirma la divinidad de Jesús. Si Él no hubiera resucitado no podríamos, es más, no deberíamos creer ninguna de sus afirmaciones, pues estas nos crean falsas esperanzas sobre el presente y el futuro. Pero ya que Jesús resucitó la muerte ha sido derrotada y la vida ha triunfado y porque Él vive, nosotros viviremos juntamente con Él.
¿De qué modo la resurrección afecta a tu presente y tu futuro?
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