SEGUNDA CARTA DE PABLO A LOS CORINTIOS/ COSECHA 1/ 9:1-15
Tened en cuenta: "Quien siembra con miseria, miseria cosechará; quien siembra a manos llenas, a manos llenas cosechará". (2 Corintios 9:6)
El contexto de este capítulo continua siendo la ofrenda para los seguidores de Jesús que vivían en Jerusalén y que estaban pasando por momentos de tensión y dificultad económica.
Pablo introduce en este capítulo lo que podríamos denominar la ley de la siembra y la cosecha, una ley establecida por Dios y que, nos guste o no, rige la vida de las personas. Esta ley tiene varios principios que edifican mi vida
La ley de la miseria y la abundancia. La miseria sólo produce miseria mientras que contrariamente, la abundancia lleva a más abundancia. Recoges en proporción a la cantidad que inviertes y esto sucede en todos y cada uno de los ámbitos de la vida.
Siembras escasamente en tu relación con Dios, recoges inmadurez. Rige la miseria tu actuación como agente de restauración, tu vida no produce ningún impacto para el Reino. No inviertes tiempo ni esfuerzo en la vida de las personas para ayudarlas a que sean más y más como Jesús, sólo recogerás relaciones basadas en el interés y el egocentrismo.
Cuando pensamos en el seguimiento de Jesús, la construcción del Reino y la actuación como agentes de restauración la pregunta que viene a mi mente es ¿Qué sembramos, miseria o abundancia? Sepamos que recogeremos en la misma proporción que sembremos y que si tenemos dudas al respecto basta mirar los resultados en nuestras vidas para ver lo que sembramos.
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