HECHOS 45. EL MINISTERIO DE PABLO. EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO 5



HECHOS 16:24-40

24 Así que el carcelero los puso en el calabozo de más adentro y les sujetó los pies en el cepo.

25 Alrededor de la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los demás prisioneros escuchaban. 26 De repente, hubo un gran terremoto y la cárcel se sacudió hasta sus cimientos. Al instante, todas las puertas se abrieron de golpe, ¡y a todos los prisioneros se les cayeron las cadenas! 27 El carcelero se despertó y vio las puertas abiertas de par en par. Dio por sentado que los prisioneros se habían escapado, por lo que sacó su espada para matarse; 28 pero Pablo le gritó: «¡Detente! ¡No te mates! ¡Estamos todos aquí!».

29 El carcelero pidió una luz y corrió al calabozo y cayó temblando ante Pablo y Silas. 30 Después los sacó y les preguntó:

—Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?

31 Ellos le contestaron:

—Cree en el Señor Jesús y serás salvo, junto con todos los de tu casa.

32 Y le presentaron la palabra del Señor tanto a él como a todos los que vivían en su casa. 33 Aun a esa hora de la noche, el carcelero los atendió y les lavó las heridas. Enseguida ellos lo bautizaron a él y a todos los de su casa. 34 El carcelero los llevó adentro de su casa y les dio de comer, y tanto él como los de su casa se alegraron porque todos habían creído en Dios.

35 A la mañana siguiente, los funcionarios de la ciudad mandaron a la policía para que le dijera al carcelero: «¡Suelta a esos hombres!». 36 Entonces el carcelero le dijo a Pablo:

—Los funcionarios de la ciudad han dicho que tú y Silas quedan en libertad. Vayan en paz.

37 Pero Pablo respondió:

—Ellos nos golpearon en público sin llevarnos a juicio y nos metieron en la cárcel, y nosotros somos ciudadanos romanos. ¿Ahora quieren que nos vayamos a escondidas? ¡De ninguna manera! ¡Que vengan ellos mismos a ponernos en libertad!

38 Cuando la policía dio su informe, los funcionarios de la ciudad se alarmaron al enterarse de que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos. 39 Entonces fueron a la cárcel y se disculparon con ellos. Luego los sacaron de allí y les suplicaron que se fueran de la ciudad. 40 Una vez que salieron de la cárcel, Pablo y Silas regresaron a la casa de Lidia. Allí se reunieron con los creyentes y los animaron una vez más. Después se fueron de la ciudad.


Pablo y Silas han sido encarcelados pero en la prisión se producen acontecimientos inesperados que propician la predicación de la buena noticia, la conversión de toda la familia del carcelero y, posteriormente, la excarcelación de los seguidores de Jesús.

Ahora bien, para mí, lo significativo es la respuesta de Pablo y Silas ante sus circunstancias. Ambos reaccionaron al sufrimiento físico que habían padecido y a su posterior encarcelamiento con una actitud de gozo y confianza en Dios. Es probable que en su situación yo también estaría orando, pidiendo sin duda liberación, pero cantando ¡Lo dudo mucho! pero esa fue, sin embargo, la respuesta de aquellos hombres.

El dolor siempre llega a nuestras vidas en diferentes formas y manifestaciones. En ocasiones es de tipo físico, otras emocional y aún de tipo espiritual. El ejemplo de Pablo y Silas es para nosotros un desafío y una pauta a seguir. Podemos hundirnos en la miseria o, por el contrario, confiar en Dios, alabarle y esperar su presencia e intervención que, en muchos casos, no necesariamente será proveernos o darnos aquello que esperamos. Por eso, venían a mi mente las palabras del viejo profeta Habacuc:

16 »Al oír esto, me estremecí por dentro;
mis labios temblaron de miedo.
Se me doblaron las piernas,[d] caí
y temblé de terror.
Esperaré en silencio el día venidero
cuando la catástrofe golpee al pueblo invasor.
17 Aunque las higueras no florezcan
y no haya uvas en las vides,
aunque se pierda la cosecha de oliva
y los campos queden vacíos y no den fruto,
aunque los rebaños mueran en los campos
y los establos estén vacíos,
18 ¡aun así me alegraré en el SEñOR!
¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!
19 ¡El SEñOR Soberano es mi fuerza!
Él me da pie firme como al venado,[e]
capaz de pisar sobre las alturas».


Un principio

Ante el dolor el seguidor de Jesús responde con confianza y esperanza en el Señor

Una pregunta

¿Cuál es tu respuesta ante el dolor en sus diferentes vertientes?

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