NO OS ENCARIÑEIS CON ESTE MUNDO
No os encariñéis con este mundo ni con lo que hay en él, porque el amor al Padre y el amor al mundo son incompatibles.
La palabra mundo es la traducción del original griego cosmos, que servía para definir toda la creación de Dios. Una creación, que como afirma Génesis, era buena. Sin embargo, en los tiempos de Juan el término había evolucionado y adquirido una connotación moral y ética. Mundo, según nos indica C.H. Dodd, servía para referirse a la sociedad humana en la medida en que está organizada sobre principios injustos, caracterizada por bajos deseos, falsos valores y egoísmo. Mundo, en definitiva, es una sociedad organizada en base a valores, principios, lealtades y prioridades que están al margen de Dios, su Reino y su voluntad.
El reto que tenemos los seguidores de Jesús es que tenemos una doble ciudadanía. Por un lado vivimos en este cosmos pero, por otro lado, queremos organizar nuestro proyecto de vida según los principios del Reino de Dios. La tensión, pues, está servida. Vivimos y siempre viviremos en esta tensión y creo que nunca podremos librarnos de la misma. En contextos posmodernos, donde el mundo no es abiertamente hostil, la tentación es que perdamos nuestra condición diferenciada y cada vez más el cosmos nos vaya asimilando y parcial o totalmente vayamos adquiriendo sus valores, principios, prioridades y estilos de vida. Es como una especie de contaminación espiritual; creo que es a lo que se refiere Juan cuando habla de amar al cosmos.
¿Hasta que punto es real en tu vida esta contaminación espiritual?
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