SALMO 32/ 2/ DIRECCIÓN
Yo te instruiré y te enseñaré el camino que debes seguir, te aconsejaré y pondré mis ojos en ti. (Salmo 32:8)
A mí, personalmente, me encanta el caos. Me gusta un mundo que está lleno de grises, donde lo blanco y lo negro rara vez se dan, donde la realidad es poliédrica, tiene muchas vertientes y, por mucho que uno lo intente, es imposible abarcarlas todas. Me siento a gusto en ese mundo porque tengo la convicción que mi Dios es, no únicamente el Señor del orden, sino también el Señor del caos. Cuando la tierra estaba en un estado caótico, Dios ya estaba allí, Él ya era el Señor.
Por eso estoy seguro y convencido -y así lo experimento- que podemos recibir de nuestro Dios la guía y dirección necesaria para navegar en este mundo de alta complejidad y, a la vez, ayudar a otros a orientarse. La promesa del Señor va claramente en ese sentido, instrucción, enseñanza y consejo. Ahora bien, todo eso no se recibe de forma instantánea e inmediata; estamos hablando de procesos en los cuales es preciso invertir tiempo, ser intencionales, prestar atención; en resumen aprender a distinguir el camino de Dios entre muchos caminos. Pero, tristemente conozco muchos seguidores de Jesús que desean recibir sin pedir, hallar sin buscar, que se les abra sin haber llamado. Cumplamos nuestra parte del proceso -acercarnos a Dios- y, sin duda, Él cumplirá la suya -instruir, aconsejar y enseñar-.
¿Con cuánta nitidez disciernes el camino de Dios entre tanto camino a tu alrededor? ¿Qué deberías hacer como respuesta a lo que has leído?
Comentarios
Publicar un comentario