EL SERMÓN DEL MONTE 36/ VENGA TU REINO 2/ MATEO 6
Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra lo mismo que se hace en el cielo (Mateo 6:10)
Jesús nos enseñó con su vida cómo vivir en el Reino y cómo ser, nosotros mismos, constructores del mismo. El Maestro vivió siempre sometido a la voluntad del Padre y la prueba más evidente de ello la tenemos en Getsemaní; allí se encuentra a punto de enfrentar el reto más difícil de su ministerio y le expresa al Padre cuáles son sus preferencias -si es posible, afirma, pase de mí esta copa-, pero también expresa su deseo de vivir bajo la voluntad de Dios -pero no se haga mi voluntad sino la tuya-. En la Biblia el pecado es nuestra actitud de rebelión contra Dios y su soberanía; es nuestro deseo de vivir independientes con respecto a Él, substrayéndonos a su jurisdicción. Aceptar de nuevo su voluntad para nuestras vidas, vivir en obediencia a Él sería el regreso al Reino, el vivir bajo la esfera del mismo. Bien podríamos orar: venga tu Reino a nuestras vidas, que se haga en ellas tu voluntad como se hace en el cielo.
Pero también estamos llamados a ser constructores del Reino. Si de nuevo volvemos al ministerio del Maestro podremos apreciar que todo su despliegue de poder sobrenatural, sus señales y milagros, tenían como finalidad deshacer, limitar y paliar las consecuencias del pecado sobre el ser humano. Sus hechos milagrosos eran demostraciones del Reino del mismo modo que su mensaje era la proclamación del mismo. En imitación de Jesús nosotros estamos llamados a esa demostración del Reino de Dios en los entornos y ámbitos en los cuales hemos sido colocados; en ellos somos retados a paliar los efectos del pecado sobre el género humano y el resto de la creación y a que la voluntad de Dios sea hecha. ¿Cómo lo llevamos a cabo? Por medio de nuestras obras de amor, justicia y misericordia. Cada vez que hacemos el bien, por pequeño que sea, el mal retrocede y el Reino avanza. Cada vez que luchamos contra la injusticia, contra todas aquellas cosas que son inaceptables en los cielos, estamos haciendo que el Reino avance. Por el contrario, cada vez que somos indiferentes, ante todo ello, cada vez que nos desentendemos de la situación del ser humano, estamos permitiendo que el reino de las tinieblas se fortalezca y obstaculizando el Reino de Dios. Vale la pena acabar con las palabras de Pablo: no seas vencido por lo malo, antes bien vence al mal con la práctica del bien.
¿Cuán evidente es en tu vida que vives bajo la esfera del Reino? ¿Cuán sometido estás a la voluntad del Padre? ¿De qué modo por medio de tus obras de amor, justicia y misericordia estás activamente construyendo el Reino? ¿Qué sientes que debes de hacer después de haber leído este comentario?
Comentarios
Publicar un comentario