2 CORINTIOS/ DESGASTE/ 2 CORINTIOS 12:11-21
Así que gastaré gustosamente cuanto tenga, y me desgastaré yo mismo por vosotros ¿Acaso por amaros yo tanto, me amaréis vosotros menos? (2 Corintios 12:15)
Al leer estas palabras del apóstol -dichas en referencia a la comunidad de los seguidores de Jesús en Corinto- pensé inmediatamente en Isaías capítulo 53 donde se describe -de forma profética- el ministerio de Jesús. Pensé en el Señor cargando con nuestros dolores y enfermedades, con nuestras fatigas y frustraciones, con nuestra indiferencia e ingratitud hacia Él y todo eso hecho por amor y, como dice el autor de Hebreos, por el gozo puesto delante de Él.
Y al pensar en el siervo sufriente descrito en Isaías pensaba en la invitación del Maestro a seguirle y hacerlo cargando la cruz e imitarlo a Él en restaurar y reconciliar el mundo con la misma actitud de gozo y amor que Él manifestó y tuvo. Hacerlo con ambas cosas porque sin ellas el servicio se convierte en tedioso, frustrante, cansino y sin sentido.
El ministerio del Maestro -a quien trato de imitar- no está caracterizado ni por el éxito, ni por el impacto espectacular en las masas, ni por el reconocimiento público, ni por la gratitud de las masas, ni por la respuesta de los religiosos, ni nada de lo que legítimamente los que servimos a Dios deseamos, al menos de tanto en tanto. Estuvo marcado por un profundo deseo de agradar al Padre, por tenerlo a Él como la principal audiencia y la perspectiva del impacto que su fidelidad tendría en la eternidad.
A la luz del siervo sufriente reflejado en Isaías tiene todo el sentido del mundo las palabras que Él mismo dijo: el que pierde su vida por causa mía la ganará y el que quiera retenerla la perderá. Así es.
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