1 CORINTIOS/ EL CUIDADO DEL TEMPLO DE DIOS / 1 CORINTIOS 6:13-20
19 ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que habita en vosotros? Ya no sois los dueños de vosotros mismos.20 Habéis sido rescatados a buen precio; glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo. (1 Corintios 6:19-20)
El Nuevo Testamento supone un cambio de paradigma en muchas cosas, una de ellas, y no la menos importante, es que Dios pasa de habitar en un templo construido por los seres humanos a vivir en el corazón de cada seguidor de Jesús. De ahí la afirmación del apóstol de que nosotros somos el templo del Espíritu de Dios.
Con esta afirmación en mente Pablo nos invita a evitar todo tipo de inmoralidad sexual ¿bajo qué argumento? El pecado sexual -que no es ni peor, ni más horrible a los ojos del Señor que otros- se comete contra el mismo templo en el que Dios habita, tiene, por tanto, una doble dimensión, deshonramos al Señor y, al mismo tiempo, agredimos su templo.
Aunque el apóstol está hablando de una forma específica de denigrar el templo del Señor, también está estableciendo un principio, el del cuidado del mismo que conlleva el evitar todo aquello que lo pueda dañar y que nos invita a una mayordomía de este recurso tan importante -nuestro cuerpo- donde el Señor ha decidido morar.
Por tanto, eso nos ha de llevar, en primer lugar a una reflexión acerca de cómo estamos tratando ese templo. ¿Comemos adecuadamente? ¿Descansamos adecuadamente? ¿Tenemos estilos de vida que facilitan una óptima conservación del templo de Dios? ¿Tenemos un acercamiento a nuestro cuerpo -culto al cuerpo- que se preocupa más del edificio que del morador?. En segundo lugar, hemos de ser proactivos en el cuidado del mismo, en incorporar ciertos estilos de vidas y desechar otros que lo único que hacen es degradar el lugar que el Señor ha escogido para vivir.
¿Cómo estás tratando el templo del Espíritu de Dios? ¿Qué deberías hacer o dejar de hacer?
Comentarios
Publicar un comentario