MIQUEAS/ NUESTRO DIOS FICTICIO Y NUESTRO DIOS REAL MIQUEAS 4



Otros pueblos caminan en nombre de su dios, nosotros lo hacemos en nombre del Señor que es nuestro Dios por siempre jamás. (Miqueas 4:5)


Caminar, en las Escrituras, salvo que el contexto indique lo contrario es una manera de expresar o referirse a la vida cotidiana, al diario vivir, al día a día. Visto de esta manera podemos parafrasear las palabras del profeta del siguiente modo: "Otros pueblos viven su vida cotidiana bajo la influencia de su dios, nosotros, sin embargo, vivimos bajo la influencia y la inspiración del Señor que es Dios por siempre jamás".

En más de una ocasión he mencionado la frase atribuida a Martín Lutero, el reformador alemán del siglo XVI y del cual, de una manera u otra, todos nosotros somos deudores. El afirmaba que dios era cualquier cosa que ocupaba el lugar central de tu vida. Jesús lo expresaba, en mi humilde opinión, de otro modo, allá donde está tu tesoro está tu corazón. Todas estas frases, la de Jesús, la de Lutero y la de Miqueas nos invitan a una profunda reflexión acerca de qué o quién es el dios que configura nuestra manera cotidiana de vivir.

Lo importante no es quién afirmas que es tu dios, sino quién en la realidad determina tu conducta, tus prioridades, tus valores, tus acciones y tus omisiones. Seamos realistas, de nada sirve afirmar que somos seguidores de Jesús y vivir vidas egocéntricas totalmente desentendidos de nuestro prójimo y sus necesidades, no sirve de nada porque nuestro Dios es uno que se entrega por los demás para redimirlos y restaurarlos. Creo que este pasaje nos invita a una seria meditación acerca de quién es nuestro dios real, no aquel que de boca proclamamos, sino aquel o aquello que dicta cómo vivimos en la cotidianidad.


Al contemplar tu vida ¿Quién es tu auténtico dios?

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