JESÚS/ SU NOMBRE/ MATEO 1:18-25
Y cuando dé a la luz a su hijo, tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a us pueblo de sus pecados. (Mateo 1:21)
A pesar de toda la iconografía popular José y María debían de ser un pareja de adolescentes cuando tuvieron a Jesús, pues esa en esa época era la edad en que las personas contraían matrimonio.
Hoy en día existe en un auténtico drama en la mayoría de las sociedades con las madres solteras adolescentes, el estigma social que eso arrastra en muchas culturas y la dificultad de salir adelante en un hogar mono parental y con el agravante que, en muchos casos, han sido repudiadas por sus familias. Estoy convencido de que siempre debió de rondar en la mente popular la sospecha por el extraño embarazo de María de Nazaret. Dios decide entrar en este mundo bajo sospecha.
Pero mi punto hoy es el nombre que Dios escoge para su encarnación entre nosotros, Jesús, que es la transcripción al griego del hebreo Josué que, literalmente, significa Dios salva.
Para la cultura hebrea el nombre que se asignaba marcaba o pretendía marcar el carácter y el destino de la vida de la persona. En este caso es tajante y evidente Jesús es el salvador que Dios había estado prometiendo una y otra vez a lo largo de la historia.
Un salvador que viene a salvarnos de nosotros mismos porque, precisamente, eso es lo que el pecado ha hecho con nosotros, convertirnos en nuestros peores enemigos lanzados, en muchas ocasiones, a estilos de vida que todo y a pesar que son autodestructivos nos vemos incapaces de abandonar para cambiar.
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