INQUIETUD Y ANGUSTIA.
Juan 14:1-14
En los capítulos 14, 15 y 16 del evangelio de Juan, Jesús habla a sus discípulos y les enseña en la intimidad de la celebración de la cena de la Pascua. Estos capítulos están llenos de enseñanzas acerca de Dios, la vida cristiana y el trabajo de Jesús en nuestras vidas.
No estéis inquietos y angustiados. Confiad en Dios y confiad también en mí.
Mi angustia se ve aumentada por la capacidad que tiene mi mente de imaginar escenarios negativos y catastróficos. Mi mente tiene la capacidad de visualizar posibles o hipotéticas visiones del futuro y, cuando estas son negativas o impredecibles, se dispara mi angustia y comienzo a sufrir por una posibilidad que ni siquiera tengo la certeza de que vaya a darse.
En otras ocasiones, la inquietud y la angustia vienen dadas por tener que vivir y experimentar situaciones duras y difíciles para las que carezco de respuesta, recursos o la posibilidad de cambiar.
Ante todo esto Jesús nos invita a confiar en Él y en Padre que viene a ser lo mismo. La confianza nace del conocimiento. Cuando conocemos a alguien sabemos si es digno de que depositemos nuestra confianza en Él. Cuando hemos intimado con alguien sabemos hasta que punto vale la pena sostenernos o descansar en los momentos difíciles.
No puedo confiar en Jesús sin conocerlo bien. No puedo conocerlo bien si pasar tiempo con Él. No puedo pasar tiempo con Él sin hacer de ello una prioridad y encontrarle espacio en mi agenda. No le daré espacio en mi agenda a menos que de forma consciente y proactiva lo busque más que busco otras cosas.
El remedio contra la angustia y la inquietud, algo perfectamente humano, es la confianza. Son muchas las cosas que me pueden llevar a experimentar esos dos estados emocionales. Muchas de ellas están relacionadas con mi falta de control o la imposibilidad de manejar muchos de los aspectos de mi vida.
A pesar que puedo y debo cuidar mi salud, no puedo evitar el tener una enfermedad grave o mortal ¡miles de personas las padecen! A pesar de todas mis precauciones no puedo evitar tener un accidente. Muchas de las variables que pueden incidir sobre mi futuro están totalmente fuera de mi control e incluso comprensión.
A pesar que puedo y debo cuidar mi salud, no puedo evitar el tener una enfermedad grave o mortal ¡miles de personas las padecen! A pesar de todas mis precauciones no puedo evitar tener un accidente. Muchas de las variables que pueden incidir sobre mi futuro están totalmente fuera de mi control e incluso comprensión.
Mi angustia se ve aumentada por la capacidad que tiene mi mente de imaginar escenarios negativos y catastróficos. Mi mente tiene la capacidad de visualizar posibles o hipotéticas visiones del futuro y, cuando estas son negativas o impredecibles, se dispara mi angustia y comienzo a sufrir por una posibilidad que ni siquiera tengo la certeza de que vaya a darse.
En otras ocasiones, la inquietud y la angustia vienen dadas por tener que vivir y experimentar situaciones duras y difíciles para las que carezco de respuesta, recursos o la posibilidad de cambiar.
Ante todo esto Jesús nos invita a confiar en Él y en Padre que viene a ser lo mismo. La confianza nace del conocimiento. Cuando conocemos a alguien sabemos si es digno de que depositemos nuestra confianza en Él. Cuando hemos intimado con alguien sabemos hasta que punto vale la pena sostenernos o descansar en los momentos difíciles.
No puedo confiar en Jesús sin conocerlo bien. No puedo conocerlo bien si pasar tiempo con Él. No puedo pasar tiempo con Él sin hacer de ello una prioridad y encontrarle espacio en mi agenda. No le daré espacio en mi agenda a menos que de forma consciente y proactiva lo busque más que busco otras cosas.
Un principio
Es dificil confiar a quien no se conoce.
Es dificil confiar a quien no se conoce.
Sé lo que es la inquietud y la angustia muchas veces en mi vida. El estar expuesta a muchas dificultades y además ser impaciente al no preveer resultados inmediatos como queremos casi siempre.
ResponderEliminarSin embargo, la Biblia contiene cantidad de mensajes esperanzadores. Yo siempre recomiendo (entre muchos) aquel de Filipenses: "...la paz de Dios que supera todo conocimiento, guardará nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús"