CONOCE LA INTIMIDAD

Juan 2:13-23
Pero Jesús no las tenía todas consigo, pues los conocía a todos perfectamente. Como tampoco necesitaba que nadie le informara sobre nadie, conociendo como conocía la intimidad de cada hombre.
Suena como la peor de las pesadillas, alguien que conozca mi intimidad, mis pensamientos, deseos, inclinaciones, ansiedades, motivaciones, valores, actitudes más profundas, las mejor guardadas, aquellas que me avergonzaría si salieran a la luz y fueran conocidas por otros.
Pero eso es lo que dice este pasaje del evangelio, ante Jesús estamos totalmente desnudos y somos total y absolutamente transparentes. Ante tal realidad, al menos a mí, sólo se me ocurren dos posibilidades. La primera es huir para evitar ese escrutinio, esa observación, esa descarnada exposición de mi realidad. No existe nada más difícil que vivir con uno mismo y su realidad.
La segunda, es aprovechar que existe alguien que me conoce hasta lo más profundo e íntimo pero, que no se avergüenza de mí, no me rechaza, no se siente escandalizado. Esto me da la oportunidad de ser, tal vez por primera vez en la vida, real con alguien y, de paso, conmigo mismo. Aceptar nuestra realidad, sacar a la luz nuestra intimidad es el primer y necesario paso para poder cambiarla.
La ventaja es que Jesús me conoce pero ese conocimiento lejos de llevarle a rechazarlo le mueve a un amor y aceptación incondicional.
Pero eso es lo que dice este pasaje del evangelio, ante Jesús estamos totalmente desnudos y somos total y absolutamente transparentes. Ante tal realidad, al menos a mí, sólo se me ocurren dos posibilidades. La primera es huir para evitar ese escrutinio, esa observación, esa descarnada exposición de mi realidad. No existe nada más difícil que vivir con uno mismo y su realidad.
La segunda, es aprovechar que existe alguien que me conoce hasta lo más profundo e íntimo pero, que no se avergüenza de mí, no me rechaza, no se siente escandalizado. Esto me da la oportunidad de ser, tal vez por primera vez en la vida, real con alguien y, de paso, conmigo mismo. Aceptar nuestra realidad, sacar a la luz nuestra intimidad es el primer y necesario paso para poder cambiarla.
La ventaja es que Jesús me conoce pero ese conocimiento lejos de llevarle a rechazarlo le mueve a un amor y aceptación incondicional.
Un principio
Con Jesús es la única persona con quien podemos ser realmente nosotros mismos.
Con Jesús es la única persona con quien podemos ser realmente nosotros mismos.
Me encanta!! Así es: esa relación honesta, transparente y REAL es la base de una vida vivida con gozo, libertad y GRACIA.
ResponderEliminarExcelente, Félix - gracias de nuevo por estos alimentos espirituales.