ENFERMOS
Marcos 2:1-17
Jesús llama a Mateo para que se convierta en uno de sus seguidores y él responde dejándolo todo y yendo tras él. Después organiza una cena en su casa donde invita a un buen número de gente que son tildados por los maestros de la Ley y los fariseos como gente de mala reputación, despreciables y a todas luces moralmente reprobable.
Jesús justifica su asociación con ellos afirmando, no necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a llamar a los buenos, sino a los pecadores.
Jesús justifica su asociación con ellos afirmando, no necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a llamar a los buenos, sino a los pecadores.
Soy un enfermo y un pecador, esa es la razón por la que Cristo se acerca a mí. A pesar de años y años de seguir a Jesús todavía él está recomponiendo las piezas rotas de mi vida, sanando las heridas producidas por el pecado y ayudándome en mi proceso de ser libre del mismo. Simplemente soy un enfermo en proceso de recuperación.
Nunca debería olvidar esta realidad y nunca debería juzgar a otros o considerarlos moralmente inferiores o despreciables. Al fin y al cabo, su enfermedad puede estar más o menos avanzada, manifestarse con unos síntomas u otros pero, se trata del mismo problema, se trata de la misma realidad.
Nunca debería olvidar esta realidad y nunca debería juzgar a otros o considerarlos moralmente inferiores o despreciables. Al fin y al cabo, su enfermedad puede estar más o menos avanzada, manifestarse con unos síntomas u otros pero, se trata del mismo problema, se trata de la misma realidad.
Un principio
Ser honesto con mi propia realidad me ayudará a ser más misericordioso y compasivo con la realidad de otros.
Ser honesto con mi propia realidad me ayudará a ser más misericordioso y compasivo con la realidad de otros.
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