ESDRAS

Después de un tiempo de interrupción vuelvo a mi lectura diaria de la Biblia. Hoy he leído el libro de Esdras, que narra el regreso del sacerdote del mismo nombre con un grupo de exiliados desde el imperio persa hasta Jerusalén y las reformas religiosas que llevó a cabo. Esdras fue contemporáneo de los profetas Hageo y Zacarías y sus reformas, realmente drásticas, ayudaron a mantener al pueblo que había regresado del exilio dentro de la obediencia a la Ley de Moisés.

Hay varias cosas que me han impresionado de este personaje, sin embargo, lo que más me ha impactado han sido sus comentarios en el capítulo 8 versículos del 21 al 23 donde se reproduce una de sus oraciones que dice así, Después proclamé un ayuno cerca del rio Ahava, para que reconociéramos nuestras faltas ante nuestro Dios y para pedirle que nos llevará con bien a nosotros, nuestras familias y nuestras posesiones. Pues me dio vergüenza pedirle al rey soldados de caballería para que nos protegieran del enemigo en el camino, ya que habíamos dicho al rey que Dios protege a todos los que le buscan, pero que descarga su fuerza y su ira sobre todos los que le abandonan. De modo que ayunamos y rogamos a Dios por todo esto, y él nos escuchó.

Lo que he aprendido es la necesidad de tomar riesgos que sean consistentes con el carácter de Dios. Si creo algo, he de vivirlo, y para hacerlo, en ocasiones, tendré que ponerme en situaciones de riesgo, de tener que salir de mi zona de comodidad y de seguridad. De no hacerlo, no podré experimentar la intervención de Dios y no podré verificar en mi experiencia si las promesas del Señor son ciertas y confiables.

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