CALAMIDAD


Comienzo la lectura de libro de Job el cual, no es de fácil lectura. Todo él es una serie de reflexiones del protagonista y de sus amigos. Eso es importante a la hora de leerlo ya que muchas de sus reflexiones no son acertadas y no deben ser tomadas al pie de la letra. Lo cierto es que la lectura en otras ocasiones del libro ya me hace ir preparado para valorar y sopesar las opiniones de Job y sus amigo de otra manera. No todo lo que dicen es, por afirmarlo de alguna manera, teológicamente correcto.

Sin embargo, en los dos primeros capítulos, cuando le ocurren a Job todas las desgracias y se queda sin salud, familia o bienes, hay un par de sentencias de Job que me han hecho pensar acerca de la realidad de la vida, Hablas como una insensata. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿No vamos a aceptar los males? Esta es la respuesta de Job a su esposa cuando esta, después de todas las catástrofes que le han sucedido, le pide que maldiga a Dios y se muera.

Sabemos, porque así lo menciona la Biblia, que Dios no nos envía las enfermedades, el dolor y la muerte. Estas forman parte de la experiencia humana. Las sufrimos tanto los creyentes como los no creyentes. Sin embargo, si que podemos aprender de Job acerca de nuestra respuesta sobre la adversidad, el dolor y la calamidad.

Hay creyentes que cuando el dolor llega a nuestras vidas no sabemos aceptarlo, nos resulta incomprensible y nos revelamos contra el Señor.

Hay no creyentes, que nunca han tenido ni considerado a Dios en sus vidas y se vuelven con ira, rabia y rebelión contra Él cuando el dolor, que de nuevo, forma parte de la experiencia humana se abate sobre ellos.

¿Cuál es nuestra respuesta ante la calamidad?

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