SER DISCÍPULO EN EL SIGLO XXI. LA GRAN HISTORIA DE DIOS. REDENCIÓN 5
Porque, si vosotros perdonáis a los demás el mal que os hayan hecho, también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial. Pero, si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestros pecados. (Mateo 6:14-15)
La restauración en las relaciones entre las personas únicamente se consigue por medio del perdón. En primer lugar debemos afirmar que el perdón es un mandamiento que viene directamente de los labios de Jesús.
El segundo lugar es importante indicar que el perdón es algo que otorgamos de forma unilateral, es decir, perdonamos porque nos lo pide el Maestro y lo hacemos tanto si el ofensor nos pide perdón como si no lo hace. Son muchas las ocasiones en que la persona que nos ha ofendido, no solo no nos pide perdón, sino que incluso puede jactarse de la ofensa cometida. Aunque sea así el perdón lo damos de forma unilateral en obediencia al Señor.
En tercer lugar si no perdonamos tampoco seremos perdonados por el Padre. Para mí tiene todo el sentido. El Señor, forzándonos a perdonar, nos está librando de que el ofensor siga teniendo poder sobre nosotros por medio de la amargura, resentimiento, frustración, ira, etc., que la ofensa no confesada sigue generando en nosotros. Perdonando nos libramos de su poder y control sobre nuestras vidas.
¿Cuál es el principal obstáculo para perdonar?
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