ENCUENTROS CON JESÚS: MARÍA, MARTA Y LÁZARO
Hay ocasiones en que como Marta, María o los judíos que acudieron a consolarlas, podemos pensar que si Jesús hubiera estado físicamente presente las cosas en nuestras vidas, con nuestras circunstancias, hubieran sido totalmente diferentes. El Señor no siempre cumple nuestros deseos o satisface nuestras esperanzas. Sin embargo, a diferencia de Marta y María que necesitaban su presencia física, nosotros tenemos la presencia permanente de Jesús que vive en nosotros por medio de su Espíritu y, de esta manera, puede mantener su promesa de estar con nosotros todos los días hasta el fin y no dejarnos huérfanos. Su presencia está garantizada, nuestras expectativas no siempre. Pensemos en Juan el Bautista, el primo de Jesús y de quien dijo elogios y reconocimientos increíbles. Sin embargo, no impidió que fuera injustamente ejecutado por Herodes.
Encontrarnos con el Jesús con quien es posible mantener una conversación franca, libre y abierta sobre nuestras frustraciones, expectativas no satisfechas y lo que esperábamos de Él y no sucedió. No vamos a encontrar rechazo o reproches por su parte. No se va a sentir ofendido por nuestra falta de confianza. Él nos entiende; es probablemente el único que puede entender algunas de nuestras frustraciones más íntimas.
Encontrarnos con el Jesús que con sus silencios y su no respuesta a nuestras peticiones hará que se ponga a prueba nuestra capacidad de confiar en Él cuando las cosas no van como queremos, esperamos o incluso consideramos que merecemos.
¿Qué sucede en tu vida cuando Él no responde como pensabas?
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