BREVE CURSO DE FELICIDAD, 3

 



Es más feliz el que da que el que recibe. Jesús


Evita el dolor evitando el compromiso. Epicuro, como ya hemos visto, afirmaba que la erradicación del dolor es la base para su concepción de la felicidad. Esa premisa puede estar detrás de nuestro horror al compromiso con cualquier cosa que no sean nuestros propios intereses. Comprometerme con otros implica la posibilidad de tener que renunciar, de poner al otro y sus necesidades por encima de las mías y eso puede producir dolor y, por tanto, arruinar nuestra felicidad

C.S. Lewis, el gran escritor cristiano, lo explicó magistralmente cuando escribió lo siguiente: Amar en definitiva es ser vulnerable. Ama cualquier cosa y tu corazón se retorcerá y posiblemente se romperá. Si quieres asegurarte de mantenerlo intacto no debes dárselo a nadie, ni siquiera a un animal. Envuélvalo cuidadosamente con pasatiempos y pequeños lujos; evitar todos los enredos. Enciérralo a salvo en el féretro o ataúd de tu egoísmo. Pero en ese ataúd, seguro, oscuro, inmóvil, sin aire, cambiará. No se romperá; se volverá irrompible, impenetrable, irredimible. Amar es ser vulnerable.

Tal vez no sea una buena idea el evitar el dolor para intentar ser feliz, porque al hacerlo nos volvemos inhumanos, egoístas, centrados en nosotros mismos y puede ser que nos estemos perdiendo esas dimensiones de la vida que precisamente, al hacernos más humanos, nos hacen más felices. El modelo social indica que debemos recibir para ser felices (en buena parte por un falso concepto de que nos lo merecemos), el modelo alternativo, el propuesto por Jesús, nos indica completamente lo contrario.

¿Evitas el dolor? ¿Evitas ser humano? ¿Qué te estás perdiendo al no querer compromisos con nadie?

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