PROFETAS Y REYES, SAÚL, DARSE POR ALUDIDO



En cambio, los descontentos comentaban: ¿De qué va a salvarnos ese? Y no le quisieron hacer regalos. Pero Saúl no se dio por aludido.


Las vidas de Samuel y Saúl ya están entrecruzadas. El último ya ha sido proclamado rey de Israel por el primero. Samuel lo hizo porque el Señor se lo ordenó; había escogido a Saúl para dirigir a su pueblo. Pero, por diferentes razones, no todo el mundo aceptó de buen grado esta elección. Deduzco del pasaje que se debía a la falta de confianza en sus competencias para el liderazgo (¿De qué va a salvarnos ese?). No consideraban que pudiera ser el líder adecuado para dirigir al pueblo. Interesante es que los críticos habían pasado por alto el hecho de que era el mismo Dios quien lo había escogido. Su crítica es, por tanto, una crítica hacia Dios y su capacidad de escoger a las personas adecuadas. Aunque, conociendo la naturaleza humana, no me cabe duda que detrás estaba la envidia, los celos, la competitividad.

No siempre Saúl obró equivocadamente. Aquí vemos que su respuesta fue pasar por alto la ofensa que sus pares le habían hecho. De aquí deduzco mi reflexión para el día de hoy. ¿Cómo reaccionamos cuando somos menospreciados, ninguneados, cuando nuestro liderazgo es cuestionado por otros de formas incluso agresivas? Pasarlo por alto -el amor, dice Pablo, cubrirá multitud de pecados-, dejar nuestra reivindicación en las manos del Señor. Comentar con Él como nos sentimos para que la amargura no crezca en nosotros.

¿Te sientes cuestionado? Pruébalo.





 

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