EN VANO (SALMO 127)



Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan sus constructores; si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila el centinela. (Salmo 127:1)


Hace muchos años aprendí una herramienta que se llama círculo de responsabilidad y de preocupación y que es muy útil para afrontar los retos y circunstancias de la vida cotidiana. En esencia, viene a decir que en toda situación que vivimos hay, por lo general, dos partes; la primera es lo que llamaremos círculo de responsabilidad. Allí ubicamos todo lo que podemos hacer con relación a esa situación. Lo que está en nuestra mano pensar, diseñar e implementar. Podemos y debemos actuar sobre todo ello. La segunda, es el círculo de preocupación; aquí se encuentra todo aquello que está más allá de nuestra capacidad de pensar, diseñar y actuar. Lo único que podemos hacer es preocuparnos, pero, por más que lo hagamos nada sucederá porque se halla más allá del círculo de responsabilidad. Una trampa mental es centrarnos en aquello que no podemos hacer y olvidarnos de aquello que sí está a nuestro alcance.

Lo he relacionado con este versículo del salmo de Salomón. El salmista no dice que puesto que confiamos en Dios debemos dejar la muralla desprotegida. Tampoco dice que los albañiles se pongan a dormir la siesta que el Señor ya construirá. Creo que nos está diciendo que no se trata de una cosa u otra, sino ambas. En la vida debemos de identificar claramente cuál es nuestro círculo de responsabilidad -construir, velar- y cuál es el del Señor -construir y proteger-. Cuando enfrentes un reto o problema, pregúntate, qué está incluido en mi círculo de responsabilidad y qué en mi círculo de preocupación. Sobre qué debo actuar y qué debo dejar en las manos del Señor. No te equivoques, haz tú parte y descansa en el Señor para todo aquello que escapa de tu control. 

 

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