ECLESIASTÉS: GOZO



No hay para el ser humano más felicidad que comer, beber y disfrutar de su trabajo, pues he descubierto que también esto es un don de Dios. (Eclesiastés 2:24)


Esta es una afirmación de gran profundidad. El paso del tiempo me ha permitido comprobar que hay mucha gente incapaz de disfrutar de la vida por numerosas razones. En ocasiones, están más centrados en aquello de lo que carecen que en aquello que tienen. Otros viven pendientes del "y si", es decir, tan sólo si tuviera esto o lo otro, entonces si sería feliz. Otros son incapaces de aceptar las circunstancias de la vida y desearían que fueran diferentes. Todo lo anterior es legítimo pero triste cuando nos impide gozar de la vida. Dice el autor del libro que esa capacidad de gozar es algo que viene de Dios. No creo que Él lo otorgue de forma indiscriminada, es decir, que a uno les toca y a otros no. Pienso más bien que el caminar de forma constante con el Señor va produciendo en nuestras vidas una capacidad de gozar no debido a, sino más bien, a pesar de. Personalmente, lo he comprobado con mi esposa; dos cánceres en pocos años no han mermado en absoluto su capacidad de gozar de la vida y de dar gracias al Señor por el día de hoy, el que Él nos ha dado y en el cual debemos gozarnos y regocijarnos. 

Pienso que todo viene del interior. Jesús afirmó que aquel que bebiera del agua del pozo de la samaritana volvería a tener sed, en referencia a la sed de sentido y significado que todo ser humano tiene. Pero, aquel que bebiera de su agua, del interior correrían ríos de agua viva.


¿Cómo está tu capacidad de gozar de la vida?

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