QUO VADIS DOMINE?



Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros. (Juan 20:21)


A finales del siglo XIX en escritor polaco Henryk Sienkiewicz escribió su novela Quo Vadis. En ella narra un episodio de ficción; El emperador Nerón después del incendio de Roma comienza una despiadada persecución contra los seguidores de Jesús. El apóstol Pedro, para huir de la misma, sale de la ciudad por la vía Apia y en el camino se encuentra con Jesús que carga su cruz. Es entonces, en este dramático encuentro, cuando Pedro pronuncia la famosa frase que ha dado lugar a tantas expresiones artísticas: Quo vadis Domine?; cuya traducción castellana sería: Adónde vas Señor. A la pregunta del apóstol Jesús responde que se dirige a Roma para ser nuevamente crucificado. Pedro, avergonzado por esta respuesta vuelve hacia la ciudad para continuar con su misión apostólica. 

Jesús nos ha enviado a cada uno de nosotros a un mundo roto y necesitado para ser agentes de restauración y reconciliación. Pero puede darse el caso que nosotros, como la tradición cuenta de Pedro, le demos la espalda a esas necesidades y sigamos nuestro propio camino de auto preservación y seguridad. De alguna forma, cada vez que tomamos esa actitud ante las necesidades del prójimo, Jesús sale a nuestro encuentro y se repite simbólicamente esa misma situación. El Maestro nos ha enviado del mismo modo que Él fue enviado por el Padre, consecuentemente, cada vez que renunciamos a nuestra misión perdemos nuestra auténtica razón de ser.


¿Qué paralelismos hay entre tu situación y la que experimentó Pedro en la novela de Sienkiewicz? ¿Qué harás en ese momento de encrucijada?

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