SALMO 62/ DESAHOGO
Vosotros confiad siempre en Él, desahogad con Él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio. (Salmo 62:9)
Manifestar violentamente un sentimiento o un estado de ánimo aliviándose asíde él. De esta manera define el diccionario el verbo desahogar. Durante años de práctica como pastor y como coach he aprendido que muchas personas no necesitan consejos, tampoco que se les diga qué deben hacer; tan sólo necesitan un oído amigo, alguien que les escuche, que les permita hablar; porque, tal y como dice el diccionario, con mucha frecuencia se produce un alivio en nuestra situación por el simple hecho de poder compartir. Hablar nos permite ordenar nuestra mente, verbalizar -no sin dificultad- lo que sentimos y genera un alivio.
El problema es con quién encontrar ese espacio para el desahogo. Hay personas que no tienen interés en escuchar, sino más bien aprovechar para explicar sus tragedias. Con otros hay que ser políticamente correcto y medir qué decir, cómo decirlo y cuándo decirlo. Otros te cansan con sus consejos prefabricados. Aún con otros puede ser demasiado arriesgado ¡Qué harán con la información que les compartan!. Porque ser tú mismo con alguien es una cuestión de confianza y aquí viene la invitación del salmista para la vida del que sufre. David dice dos cosas importantes sobre el carácter del Señor: es confiable, lo cual invita a la vulnerabilidad; Es refugio, lo cual ofrece seguridad en esa vulnerabilidad. La consecuencia de todo ello es la invitación a desahogar con Él nuestro corazón, sin miedo a juicios, condenas, rechazos, horrores o consejos prefabricados, tan sólo empatía, acogida y acompañamiento.
¿Qué necesita en estos momentos tu corazón?
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