SALMO 46/ POR ESO NO TEMEREMOS
Es Dios nuestro refugio y fortaleza, es nuestra ayuda constante en la desgracia. Por eso no tememos si la tierra tiembla, si se desmoronan los montes en medio del mar, si sus aguas se agitan encrespadas, si por su oleaje las montañas su mueven. (Salmo 46:1-4)
El Salmo 46 inspiró a Martín Lutero a escribir su famoso himno "Castillo fuerte es nuestro Dios" cuando tuvo que enfrentarse, un pobre monje dominico, a las potencias más poderosas de la época, el papado y el imperio español. Este himno fue considerado "la Marsellesa" de la Reforma Protestante debido a que sirvió de inspiración, motivación, ánimo, esperanza y fuerzas para todos aquellos que deseaban abrazar la fe un Dios que justificaba únicamente gracias a la obra de Jesús en la cruz.
El lenguaje es tremendamente poderoso por las imágenes que evoca, montañas que se mueven al mar, océanos encrespados, terremotos que sacuden la tierra. Estas eran imágenes que en la antigüedad servían para describir las peores situaciones y de mayor desamparo en las que podían encontrarse los seres humanos; las fuerzas de la naturaleza desatadas y sin control. Sin embargo, en medio de todo ese caos, descontrol y amenazas aparece Dios como una fortaleza sólida, inconmovible, perdurable, segura y estable; un refugio en el que el creyente puede encontrar la paz, la estabilidad y el reposo ante tanto situación descontrolada.
Para nosotros, los seguidores de Jesús del siglo XXI, y cuando nos acercamos al 500 aniversario de la Reforma Protestante, este salmo nos recuerda que en medio de todos los problemas, tensiones, dificultades, luchas, amenazas y situaciones que nos desborden, el Señor siempre será el refugio estable al que es posible ir en busca de refugio, amparo y fortaleza.
¿Cómo puedes experimentar hoy esta realidad en tu vida?
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