SALMO 37/ PERO TÚ...
Confía en el Señor y haz el bien,
habita esta tierra y sé fiel.
4
Deléitate en el Señor
y él te dará cuanto pidas.
5
Encomienda tu camino al Señor,
confía en él y él actuará.
6
Hará que como la luz resplandezca tu justicia,
como el mediodía tu derecho.
7
Descansa en el Señor
y pon en él tu esperanza;
no envidies a quien prospera,
a quien no para de tramar intrigas.
8
No te enfurezcas, no te enojes,
no te exasperes que harás mal.
(Salmo 37:3-8)
El salmo 37, como reflexionaba ayer, da una visión escatológica del fin del injusto y la injusticia. Pero ¿Qué debe hacer el seguidor de Jesús mientras esa realidad del Reino llega? Los versículos reproducidos dan la clave, la pista acerca de cuáles deben ser las actitudes del justo en tanto ve el cumplimiento del plan de Dios. Asumida la perspectiva de que el Reino de Dios se encamina hacia su plenitud y que los tiempos de impunidad e inmunidad desaparecerán, el seguidor de Jesús es invitado a desarrollar una serie de planteamientos ante la vida.
La confianza en Dios que va acompañada de la práctica del bien.
El deleitarse, el tener la capacidad de gozar con la relación y la presencia de Dios.
El encomendar el estilo de vida -el camino- al Señor, sabiendo que, sin duda, actuará.
El descanso en Dios en todas aquellas situaciones y circunstancias que van más allá de nuestras fuerzas, habilidades y control.
El evitar la envidia hacia el corrupto sabiendo que la aprobación que buscamos es la de Dios.
El evitar las emociones destructivas que nos pueden llevar a obrar de una manera que nos iguale al injusto y, además, deshonre a nuestro Dios.
¿Cuán enraizadas están en tu vida esta actitudes? ¿Qué circunstancias estás viviendo que exigen de ti el practicarlas? ¿Qué puedes hacer al respecto?
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